Ahora que pasas más tiempo en casa, mira a tu alrededor. ¿Tienes clósets en el cuarto, baldosas y azulejos en el baño y la cocina y agua corriente que, tras usarla, desaparece como por arte de magia? ¿Sabías que todo eso es así en gran medida debido a una u otra epidemia? Los clósets, por ejemplo, empezaron a ser la norma a principios del siglo XX, cuando los armarios de antaño se empezaron a considerar antihigiénicos. ¿Por qué? Porque en ellos se acumulaba, en lugares difíciles de limpiar, algo que desde mediados del siglo anterior había pasado de ser una molestia a un riesgo para la salud: el polvo.
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