En un pequeño pasaje, en el centro de la ciudad. Nuestros vecinos, se protegían del exterior con gruesos muros y balcones. Nosotros, que debemos operar con elementos ligeros, pensamos la fachada como una sucesión de capas: una interior de vidrio y acero inoxidable. Otra exterior, muy próxima, de madera que se abre y cierra a voluntad. Ésta nos protege de las vistas y del ruido, nos hace de filtro entre el interior y el exterior y nos da la imagen urbana del edificio.
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