En un mercado editorial tan fuertemente marcado por lo coyuntural de las modas y guiado por los intereses de quienes controlan la producción arquitectónica –que en ocasiones pretenden hacer relevante aquello que no lo es–, resulta muy complicado encontrar una propuesta alternativa por la que se promueva el conocimiento de la arquitectura utilizando materiales y medios serios y rigurosos. Por suerte, todavía quedan editores con criterio en la selección de las obras mostradas con intensa dignidad arquitectónica y esmerada presentación editorial. Su empeño es digno de atención y esperanza.
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