Ya en conversaciones previas, mantenidas largamente por teléfono, pude captar su afabilidad y generosa disposición. Desde un principio D. José López Zanón quiso facilitarme mi improvisada labor de entrevistador, ofreciéndome su activa colaboración. Aunque realmente me conocía muy poco, nos recordaba a mi mujer y a mí como alumnos que fuimos, de su prestigiosa Cátedra de Urbanística en la E.T.S.A.M. En aquellos tiempos escolares D. José era toda una institución docente. Seguramente algunos lectores recordarán aquellos cánticos con que el pueblo llano, y lleno de estudiantes, le obsequiaba justo antes de los exámenes: “¡¡Aprueba a tu pueblo Zanón, aprueba a tu pueblo Zanón, apruébanos Zanón!!”. En su rigor y seriedad podía adivinar entonces cierta sonrisa controlada, pero creo que disfrutaba del momento, porque realmente le importaban los alumnos y su proximidad.
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