Tras la volumetría unitaria y masiva del antiguo Palacio Arzobispal de la ciudad gallega se encuentran reunidos fragmentos arquitectónicos pertenecientes a diferentes épocas de la historia gallega, desde el románico hasta la última actuación del siglo XX. Aquí se emplazará el nuevo museo. El proyecto recupera la arquitectura original de cada periodo modificada por las sucesivas intervenciones realizadas en el conjunto. El único edificio de nueva construcción será un pabellón destinado a exposiciones temporales, ubicado en el jardín, que estará realizado en aluminio, contrastando con la piedra de las edificaciones circundantes.