El concurso retó a los equipos a imaginar un museo de arte contemporáneo del siglo 21, que incorpora la tecnología como un 'medio de trabajo integrado' y cuestiona el significado de 'acceso público'.
'Si tuviéramos que pensar completamente en términos utópicos y no responder a los requisitos específicos de la arquitectura, la mejor solución habría sido un espacio completamente abierto, no un recinto arquitectónico con un entorno externo', describe el equipo. 'Hubiéramos esperado que sus contenidos fueran completamente almacenados dentro de un servidor conectado a Internet, pudiendo ser abierto por cualquier persona, en cualquier lugar. En lugar de ser sólo un contenedor de obras de arte podría ser una 'interfaz'”.