16 Junio 2014

Emprendedores y emprendedores ... no nos liemos

La palabra emprendedor se ha convertido en una especie de mantra que nos repiten y repiten como si de una receta mágica se tratara para dar respuesta a la actual crisis y a la falta de oportunidades que tenemos.
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Emprendedores y emprendedores ... no nos liemos
Emprendedores y emprendedores ... no nos liemos
Al escucharlo de la boca de nuestros políticos, algunas veces parece más una intención de sacarnos de la cola del paro (lo cual afecta a su imagen) para meternos en un lío de mucho cuidado (lo cual les importa un pito).

Fomentar el espíritu emprendedor no sólo debe perseguir que haya más emprendedores, también ha de asegurarse de que éstos lo sean de más calidad. Animar a emprender a personas que no están preparadas no es fomentar el espíritu emprendedor, es un ejercicio de irresponsabilidad.

Los buenos innovadores no actúan a ciegas, y por eso no podemos hablar de inconsciencia, sino de creatividad empresarial. Para ser diferentes debemos asegurarnos el tener una propuesta única. Pero una cosa es ser distinto desde el desconocimiento, y otra, desde la audacia. Si uno conoce las reglas de juego, podrá contravenirlas con mayores garantías de éxito.

Emprender con una motivación
El motivo que lleva a emprender guarda una relación directa con las probabilidades de éxito. Un motivo lamentable suele ser un factor clave de fracaso: estar en paro y tener que salir adelante, compatibilizar la vida personal y profesional, demostrarse algo a uno mismo, dedicarse a un tema que gusta y al cual no es posible dedicarse si no es emprendiendo.

Pero por encima de todo esto debemos de tener en cuenta que el motivo que provoca tu decisión, entendido como detonante, es irrelevante mientras haya una ilusión real.

Tener carácter emprendedor
Emprender no es una acción puntual, no es un lance de juego. Emprender es una forma de vida. El verdadero emprendedor necesita y abraza la incertidumbre. El auténtico emprendedor disfruta emprendiendo, el acto de emprender es un medio y un objetivo al mismo tiempo.

Un emprendedor no se hace en una escuela de negocios. Nunca. Ser emprendedor no es cuestión de conocimientos sino de carácter, y en estos casos, como antiguamente se decía, “A quien Dios no da, Salamanca no presta”

Ser un luchador
No hay emprendedor o profesional que no haya cometido un gran error en su vida. Otra cosa es que lo reconozca o quiera explicarlo en público. No fracasan las ideas, fracasan las personas. Recuerda que no fracasan los negocios, sino que son las ilusiones las que se dejan vencer por la falta de cintura, imaginación y flexibilidad para afrontar imprevistos.

Ser una persona que no se rinde permite superar todo esto y más. Ser luchador constituye un salvoconducto para las personas que no tienen madera de emprendedor.

No pensar que la idea dependerá del éxito
No te centres en qué nos van a comprar, sino en por qué nos van a comprar. Lo importante no es el producto o el servicio, sino la ventaja que seamos capaces de construir y ofrecer.

Lo importante no es la idea, sino la forma de la idea.  A toda idea le corresponde no sólo una forma que la hace ganadora, sino también un modelo de negocio que la hace viable. Es fundamental diseñar ambas cosas. Hay que tener flexibilidad y humildad para modificar la idea tanto al inicio de las actividades como durante las mismas, cuando los indicios lo recomiendan.

Apostar en sectores que te gustan o que conoces
La elección del sector de actividad en el cual se emprenda ha de ser el resultado de una decisión consciente, nunca la consecuencia aleatoria de una idea de negocio. Busca sectores que crezcan, o en los que haya poca competencia, o que sean rentables, o que requieran poca inversión inicial. Emprende en ciclos económicos expansivos o en países o áreas geográficas en auge.

Por lo general, emprender sin hacer algo distinto es una fuente de fracasos, emprender innovando proporciona más posibilidades de evitar el fracaso, y eso sólo puede hacerse sabiendo qué reglas se están rompiendo y no desde el desconocimiento o la ingenuidad. Si no conoces el sector, dedica tiempo a conocerlos o a rodearte de personas de ese sector.

No hacer depender el negocio de las necesidades familiares y las ambiciones materialesEn cuanto al apoyo, la familia ha de estar absolutamente alineada con el emprendedor. Debe estar dispuesta a hacer renuncias, a saber que un miembro de la familia está emprendiendo por el bien de todos y que, durante cierto tiempo —y a veces en un futuro si las cosas van mal dadas—, serán parte implicada en esa aventura.

Las necesidades personales del emprendedor pueden arruinar un negocio. Diversifica tus ingresos para aguantar el máximo tiempo posible sin depender de su negocio. Incorpora tu sueldo en el plan de negocio y elabora éste imaginando el peor de los escenarios posibles. No vivas como un rico a las primeras de cambio. Dale margen de maniobra a tu empresa.

Valorar el impacto sobre nuetsro equilibrio vital
La vida del emprendedor no es una vida que permita equilibrar vida personal y profesional. Emprender supone inundar tu vida personal de los problemas de tu vida profesional.

Sí es cierto que uno tiene cierta sensación de libertad. El emprendedor «podría» tomarse cualquier día libre. «Podría» tomarse días de vacaciones de vez en cuando. Pero nunca lo hace. El hecho de saber que «podría» hacerlo ya procura cierta sensación de control y dominio sobre la propia vida, pero la realidad es que el auténtico emprendedor suele llegar a la conclusión de que al día le faltan horas para trabajar.

Crear modelos de negocio que den beneficios rápidamente y de modo sostenible
El emprendedor, además de ser una persona con una mirada singular sobre una idea corriente, es también alguien que sabe diseñar el modelo de negocio adecuado para esa idea. Por modelo de negocio nos referimos a la combinación entre la idea y el modo de concebir el mundo de la empresa. Digamos que es cómo la forma de la idea se relaciona con los elementos que definen un negocio: entorno, clientes, canales, propuesta de valor,  recursos y actividades cleve, colaboradores y socios, flujo de ingresos y gastos, etc.

El mejor modelo de negocio no es aquel que más crecimiento proporciona, sino aquel que más fácil y rápidamente genera beneficios dentro de una sostenibilidad.

Elaborar el presupuesto bajo el escenario más pesimista
Imagina la peor situación posible y después réstele el 30 por ciento. La mayoría de las personas tiende a hacer lo contrario, a hacer cálculos optimistas, y luego se encuentran que donde había que ir con 100 en realidad se necesitaban 200. Pues la recomendación es que se vaya con 300.

¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa. Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene? Ninguno que se me ocurra… (Paul Auster)
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