03 Abril 2013

El pensamiento de diseño de negocio para la innovación en la empresa de arquitectura

Las empresas no se administran, sino que se construyen y se hacen crecer. Así que muchos de los principios y las prácticas que utilizamos los arquitectos al crear proyectos de arquitectura o cualquier otra forma de diseño son los mismos que necesitamos para crear una empresa de éxito.
  • Por: @ Alvaro Maldonado
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El pensamiento de diseño de negocio para la innovación en la empresa de arquitectura
El pensamiento de diseño de negocio para la innovación en la empresa de arquitectura
Un pensamiento de diseño integrador para la empresa de arquitectura permitirá a los responsables del estudio captar mejor las necesidades de los clientes y las complejidades de este mundo cambiante, y así crear nuevos modelos innovadores para el futuro, en contraposición a seguir arrastrando los modelos inservibles del pasado.

Para ser más competitivas en el mercado actual y sobrevivir, todas las organizaciones necesitamos reinventarnos día a día y generar procesos que nos permitan ser más innovadores y así poder ofrecer mayor valor a nuestros clientes.

Las empresas de arquitectura tienen tres grandes retos para la innovación, que las haga mejores y más competitivas de lo que fueron en el pasado, que deben de abordar cuanto antes para poder hacerse un hueco en el estrecho margen del mercado local y que resultan imprescindibles para llegar a nuevos mercados.

Innovación emocional,  en relación a un marketing efectivo, que mejore nuestro posicionamiento en le mercado, que permita una buena gestión de clientes, que utilice las actuales herramientas de comunicación on-line de manera eficaz. Innovación funcional, en relación al servicio ofrecido, que garantice ante nuestros clientes la calidad en nuestros procesos, que permita ofrecer servicios realmente novedosos relacionados por ejemplo con el ecodiseño, la sostenibilidad y el medio ambiente. Innovación en procesos, en relación a nuestro negocio, diseñando modelos de negocio viables, buscando y analizando nuevas formas de asociación, transformando nuestra oferta y poniendo en marcha procesos de internacionalización que nos permitan acceder a otros mercados.

Pero posiblemente el factor más importante de todo el proceso, por lo que tiene de esencial y de dinamizador, sea el del deseo de los clientes, el hecho de que la innovación que estemos implementando sea el resultado de una necesidad manifestada, de manera implícita o explícita, por los clientes.

Y en ese sentido, el pensamiento de diseño (Design Thinking) se ha convertido en una herramienta clave, pues no sólo nos insta a adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes, sino también a instaurar una cultura de la imaginación y el prototipado rápido, que invita a equivocarnos, a aprender y a buscar soluciones cada vez mejores.

¿Qué es el pensamiento de diseño?

Es una metodología de descubrimiento de oportunidades de innovación, aplicable al ámbito de la empresa, y que requiere un enfoque creativo. Se basa en los siguientes principios:

1. Empatía: una observación profunda de las necesidades del cliente, incluyendo sus emociones y frustraciones.
2. Imaginación: la búsqueda “optimista” de soluciones inspirándose más en la imaginación (“lo deseable”) que en el pensamiento analítico (“lo posible”).
3. Experimentación: la visualización de posibles alternativas de solución mediante la experimentación, el juego y la construcción de historias visuales.
4. Prototipado: el uso de técnicas para generar modelos que ayuden a visualizar las alternativas y validarlas en cooperación con los clientes.
5. Aprendizaje: a través de la iteración del proceso de idear-prototipar-observar-validar para aprender en cada paso hasta encontrar la mejor solución.

Muchas empresas han usado y usan estas técnicas: por ejemplo Google con sus proyectos en fase de pruebas, Inditex observando las preferencias de sus consumidores para ajustar la producción de prendas de ropa.

¿Para qué se utiliza?

El pensamiento de diseño se aplica en múltiples campos: desarrollo de productos y servicios, rediseño de procesos, puesta en marcha de nuevas empresas. Incluso puede aplicarse como filosofía de vida.
Supone una herramienta poderosísima para desarrollar proyectos, no sólo objetos, y conseguir resultados desde una visión centrada en el cliente, que dote a las empresas de una respuesta poderosa en estos momentos de cambio y necesidad de innovación.

Pero sin duda es ahí, en el campo de la innovación en los modelos de negocio, donde el pensamiento de diseño está generando más frutos. Ahora bien, cuando hablamos de innovación no nos referimos a la creación de páginas webs bonitas, a logos atractivos o a imágenes visualmente poderosas o a frases grandilocuentes. Tampoco hablamos de la aplicación de manuales o recetas del pasado. Cuando hablamos de diseño hablamos de imaginación, funcionalidad, utilidad, necesidad, uso, concreción, diferenciación… y, por supuesto, todo ello es aplicable a las necesidades de la empresa.

¿Por qué es necesario?

Porque el futuro no se decide, el futuro se crea. La innovación no puede dejarse en manos de la casualidad. Podemos beneficiarnos de una metodología y de unas técnicas para sistematizar el proceso de la innovación e incrementar las posibilidades de innovar con éxito.

Es necesaria tener una visión más imaginativa de la empresa a través de un sistema completo que se comporte de un modo distinto que la suma de sus partes, que tenga en cuenta las necesidades del cliente, los canales de relación con él, la calidad de los procesos, el alcance de nuestros recursos, y la viabilidad económica.

De nada sirve que seamos capaces de idear maravillosas ocurrencias si no pueden pasar de eso y no podemos desarrollarlas económicamente. Una innovación, o tiene un traslado al mercado o no es innovación, y para eso hemos de ser capaces de desarrollar un modelo de negocio que saque todo el partido a esa idea. A continuación hay que ponerla en marcha.
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