La arquitectura juega un importante papel en la divulgación de un “producto”. Es imagen y a la vez es un vehículo fabuloso de acercamiento al destinatario al que se ofrece el producto. Genera empleo y sobre todo oportunidades de emprendimiento.
Durante años hemos tomado consciencia de la importancia de la arquitectura. Un edificio podría ser emblema de una ciudad. Las grandes empresas apostaban por grandes edificaciones que simbolizaran el imperio que trataban de vender en un mundo global.
Sin embargo, la desmesura, la falta de control, la precipitación de decisiones e inversiones nos condujo a cometer tremendos errores. Grandes edificios sepultaron la economía de muchos edificios y con el tiempo quedaron vacíos. Construcciones faraónicas quedaron relegadas al olvido, vacías de contenido y con el lastre de generar costes diarios enfocados a su mero mantenimiento.
Frente a este panorama dramático, con éste proyecto ofrecemos la oportunidad de reflexionar sobre los escenarios y oportunidades en que nos pone esta crisis como disciplina a los arquitectos. Somos arquitectos. Tenemos ideas. Sentimos un deber con la sociedad. Queremos lavar nuestra imagen. Queremos ayudar, sentirnos importantes, aportar nuestro granito de arena a la recuperación económica. Y estamos preparados.
Debemos proponer un nuevo modo de construir. Las inversiones deben hacerse de una forma contenida, meticulosa y meditada. Nuestras propuestas deben de habla de sostenibilidad, de reciclaje, de versatilidad… capaz de adaptarse al uso que alojará, al lugar donde se alojará.
Nuestra oportunidad nace dando oportunidades…